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Wüñol Tripantü, la renovación de la vida

La vida se renueva cada solsticio de invierno, cuando el sol llega a su punto más lejano de la tierra, para comenzar a retornar poco a poco. Para el pueblo mapuche y los pueblos originarios, que mantienen la conexión y el conocimiento de los tiempos cósmicos, este es un momento de limpieza y renovación.

En territorio mapuche se realizan ceremonias propias de cada mapun / territorio y lof / agrupaciones familiares. Es un encuentro social familiar y a la vez un espacio de revisión personal, para dejar atrás lo viejo, lo que ya no se renovo, es un momento de renacer de forma individual y también con la comunidad, al compás de la naturaleza.

El wüñol tripantü (retorno del sol) conocido también como we tripantü (nuevo salida del sol) ha vuelto a recuperar su nombre ancestral, pues durante muchos años se le llamaba comúnmente como ‘la noche de San Juan’, esto debido a la asimilación forzada a la que fueron sometidos los territorios mapuches por las misiones evangelizadoras, sin embargo seguía siendo una fecha de importancia en las comunidades:

‘Con algunas familias no se juntaban para los San Juanes, que era en junio para el Wetripantu que le dicen. Me acuerdo que lo esperábamos el día antes, preparábamos chuño, rallábamos dos sacos de papas el día antes, lo lavábamos y salía el chuño más un chancho, se hacían sopaipillas de chuño en la cocina fogón, nosotros vivimos harto tiempo en la cocina fogón y no podíamos acostumbrarnos a vivir en la otra casa.

La primera comida de San Juan era cazuela de ave, antes en la mañana era muday con harina o chicha con harina, después asado de chancho o chicharrón o sopaipillas de chuño. Hacían una pelota de chuño para que baile, eso era el familiar, lo hacían al orilla del fuego y cuando bailaba era que iba a ver baile y sino es que no iba a ver nada. Le decían hoy es San Juan así que hay que bailar, anunciaba buena suerte’.

Testimonio de Inés Panguilef de Maihue, Región de los Ríos en ‘Las Ñañas’

La textilera pewenche Rosa Meliñir Cayuqueo de Lonquimay, Región de La Araucanía comenta que la tradición antigua del we tripantü se ha perdido mucho, así como la lengua. Antiguamente en dicho territorio se iba a caballo, pero en la actualidad la mayor parte de la gente va en vehículo.

‘Van al Rewe a pedir, a hacer su rogativa, si estaba lloviendo o nevando… de repente pasaba el agua, pasaba la nieve de tanto rogativa, de tanto nguillatu en el rewe y ahora esa creencia no hay. Ahora por tradición va la gente, pero no es como antes…’

También es un momento para compartir alimentos y kimün / conocimientos:

‘Lleva su carnecita, comparte. Uno como pewenche debe llevar todo de piñones: el catuto de piñones. el muday, la sopaipilla de piñones, tortilla de piñones. Todo con su comida su asado, su mate (…) el mote, todo eso se comparte. Es como la unión de una familia, el inmawun es compartir todo lo que se lleva en una mesa, como una familia’

‘Se conversa, se cuentan pewma, epew, intercambio de sabiduría que ayuda a todos a entender lo que se soñó (…) antiguamente se guiaban con los sueños para hacer su rogativa.’

Las fuerzas de la naturaleza dictan la pauta del cambio de ciclo, el antü /sol y la küyen / luna dibujan en el wenu mapu / cielo – tierra de arriba durante un ciclo, un diseño textilar que las mujeres mapuches han representado en sus labores textiles. 

El pueblo mapuche conserva y cultiva en el diario vivir la conexión con la mapu / tierra y sus elementos, en esta sincronía y conocimiento se mantiene la reciprocidad que hace crecer el respeto y amor por la vida natural y el mundo espiritual.

Fotografía: Conguillio, Edmundo Cofré Godoy en Exposición y Libro ‘Paisajes de agua’. 

Fuentes:  ‘Las Ñañas’, Compiladoras Debbie Guerra, Moira Barrientos y Silvia Ramírez

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